Todo emprendedor necesita un plan de ruta a la hora de montar su negocio. Unas pautas previas que desde la idea original hasta su puesta en marcha le permitan sentar las bases de su empresa y conducirla hacia el éxito.
Pero en el camino de le emprendeduría, a pesar de tenerlo todo muy bien atado y de haber pensado en un plan estratégico viable así como en una forma de financiación, siempre llega un punto en el que el futuro empresario ya no tiene más opción que asumir el riesgo final de su idea, enfrentarse a la realidad del mercado y dar el paso definitivo. ¿Estás preparado para afrontar este reto?
Emprender es cosa de valientes
El que no arriesga siempre se quedará con la duda. Emprender es en gran medida una cuestión de actitud. Y para montar un negocio hay que tener iniciativa, confianza, disciplina y organización. Pero sobre todo hay que tener ilusión. Por supuesto que no hay que dejarlo todo al azar, pero un emprendedor que no está dispuesto a asumir ciertos riesgos en su camino hacia el éxito nunca será capaz de dar ese gran salto del que estamos hablando a la hora de montar el negocio que tiene en mente.
Ahora más que nunca los nuevos emprendedores deben de tener claro en su hoja de ruta que hay que contemplar muy bien ese equilibrio entre fracasos y éxitos, especialmente al inicio de la actividad, y que un negocio requiere de tiempo y dedicación para su arranque pero sobre todo requiere tomar la determinación de poner en marcha la maquinaria en un determinado momento del proceso. ¿Y cuándo llega ese momento? ¿Cómo sabemos que ha llegado la hora de dar el paso definitivo?
Como no existe una respuesta firme al respecto, a la hora de montar un negocio lo máximo que podemos hacer para garantizar su viabilidad es asegurar que los pasos previos a su puesta en marcha nos ofrezcan las mayores garantías de éxito y eso va desde la elaboración de un buen plan empresarial hasta la búsqueda de financiación y por supuesto el cumplimiento de todos los requisitos legales y administrativos para el acondicionamiento del lugar en el que vayamos a desarrollar nuestra actividad.
Las claves de un negocio antes de dar el paso definitivo
¿Has pensado ya bien en tu idea de negocio? ¿Tienes la ilusión, las ganas y la determinación que hacen falta para ponerla en marcha? Enhorabuena, ése es el primer paso hacia el éxito. Y nadie puede dar el paso definitivo para montar un negocio sin haber dado siquiera el primer paso.
Ahora bien, te espera un largo camino antes de lanzarte a cumplir ese sueño y es muy importante que ni la burocracia ni las complicaciones que vayan surgiendo a lo largo de este recorrido hagan que se pierda esta energía del comienzo. La necesitarás cuando llegue la hora de pasar de ser sólo un emprendedor a asumir las responsabilidades de todo un empresario.
En posts anteriores hemos visto algunos de los requisitos imprescindibles a la hora de habilitar un local o de solicitar una licencia de apertura. En esta ocasión haremos un repaso general a todos los pasos previos a la apertura de tu propio negocio para que lo tengas todo bien atado antes de dar ese paso definitivo.
Cuestiones burocráticas
Lo primero es definir el qué y el cómo. Para ello necesitas elaborar un Plan de empresa que recoja con detalle cuál es el motivo de tu actividad, qué producto o servicio quieres ofrecer y cómo vas a organizarte para hacerlo. En todas las comunidades autónomas (y en ocasiones también a nivel municipal) encontrarás oficinas de apoyo al emprendedor para orientarte con la redacción de este plan.
Una vez definido el modelo de negocio es necesario iniciar una serie de trámites burocráticos para poder desarrollar legalmente nuestra actividad. Eso implica la obtención de las correspondientes licencias en función del tipo de negocio que queramos abrir, autorizaciones y registros pertinentes.
La mejor manera de tener todo esto bajo control es acudir a la Cámara de Comercio más cercana (aquí está la de La Rioja) y solicitar toda la información vinculada a nuestro modelo de negocio (también se puede consultar a través de sus páginas web, pero a través del servicio presencial resolverán de manera personal cualquier duda que pueda surgirte en ese momento).
A través de la Ventanilla única empresarial de tu oficina provincial y con toda la información relativa a la creación de la empresa, se terminan resolviendo todas las gestiones orientadas a la creación en sí de tu negocio en lo que a registros y licencias se refiere, con la obtención de un certificado de conformidad que te autoriza para la puesta en marcha de tu actividad.
Mención aparte es el tema fiscal y administrativo que exige la elección de la forma jurídica en la que queremos operar (por ejemplo, el tipo de sociedad que más nos conviene), el nombre de la empresa (que tendrá que ser comunicado al Registro Mercantil Central), el pago en el banco del capital social de los trabajadores (en el caso de haber escogido este modelo de organización) y la solicitud del NIF provisional (si hemos elegido ser persona jurídica). Todos estos pasos, muchos de los cuales deben ser además verificados por un notario y presentados en sus correspondientes registros, te los puedes ahorrar si decides trabajar como autónomo. Pero en cualquier caso deberás comunicar el inicio de tu actividad profesional tanto en Hacienda como en la Seguridad Social.
Estudio de viabilidad del local
Mientras resuelves las cuestiones burocráticas y dejas bien atados los temas de financiación de tu idea de negocio, debes ir buscando un espacio en el que emplazar tu actividad. En este punto desempeñan un papel muy importante los planes de viabilidad del local escogido. Para ello es recomendable que te dejes asesorar por expertos en la materia ya que no se trata únicamente de escoger un lugar bien ubicado sino de evaluar los costes reales de habilitación del espacio para conseguir los objetivos que estamos persiguiendo.
En Ingeniería Cantabrana podemos ayudarte a verificar las condiciones técnicas del local que has escogido, su idoneidad con la actividad que quieres implantar y sus posibilidades a la hora de adaptarse no sólo a tus necesidades sino a las exigencias normativas y de obligatorio cumplimiento: ventilación, seguridad contra incendios, iluminación, contaminación acústica, cableado…
Todos los locales están obligados a cumplir una serie de condiciones técnicas en materia de seguridad, accesibilidad y garantías medioambientales que van más allá de que sean aptos o no para el desarrollo de tu actividad empresarial. Si antes de dar el gran paso no tienes en cuenta estos aspectos, la posterior obtención de las correspondientes licencias de apertura o actividad puede elevar considerablemente los costes de tu proyecto o incluso hacer que éste tenga que ser cancelado.
Un estudio personalizado de las instalaciones es el paso definitivo antes de comenzar con total seguridad tu andadura como empresario. Cuantos menos riesgos asumas en esta primera etapa del camino, más fácil lo tendrás para empezar a comprender cómo funciona tu negocio y qué puedes hacer para sacarle el máximo rendimiento una vez que la maquinaria ya está puesta en marcha.
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